Alyssa L. Rumsfeld //ficha//

La ciudad de Dinard en Francia la vio nacer.
Siempre fue una chica simple, llena de esperanzas y sueños, hija de unos padres amorosos que buscaban mejorar en la vida, deseando poder brindarle un futuro esperanzador a su pequeña y única hija.
Pasó los primeros años de su existencia a la costa de la ciudad, en una adorable casa de época. No se podía quejar, amaba su vida tal como era. Sabía que no poseía riquezas pero no las deseaba, se encontraba conforme con el verde de sus tierras y el azul del mar que la rodeaba. Como era de esperar creció, convirtiéndose en una adorable señorita. A los 14 años ya era asediada por algunos jovencitos de su calle, lo que le causaba grandes fastidios. Conforme iba creciendo menos agradable le parecía que la atención se enfocara en ella.
Por aquellos años su padre, un comerciante de clase media, consiguió que ingresara a una escuela de prestigio, con la esperanza de que su retoño fuera educada como una señorita y tal vez pudiera aspirar a algo mejor que aquella ciudad. Alyssa cedió, aunque la idea de separarse de su padres y su vida en Dinard le desagradaba mucho. Pasó unos años en aquella escuela, inmersa en los estudios y fue en ese lugar que descubrió nuevas experiencias, cosas que Dinard no le había enseñado pero París le brindaba en bandeja de plata. Conoció las reglas que rigen al mundo, convenciones sociales y lo estúpido de la burocracia, tuvo que soportar la mirada mal intencionadas de algunas compañeras que - al no ser hija de algún político elegante y estirado - deseaban hacerle saber cual era su lugar en la escuela, descubrió el odio y la frustración, conoció el amor y la desilusión, se fortaleció y cambio su manera de ver el mundo pues nada era como ella pensaba. No soporto más de tres años, volvió a casa sin el permiso de sus padres. Tuvo problemas al volver a su ciudad, pero aguanto todo con firmeza, sabiendo muy bien lo que quería.

Pasaron años mientras lyssa trataba de reacomodarse a su antigua vida, sin obtener resultados positivos. ¿Algo estaba mal dentro de ella?. Aún amaba la playa y la suave brisa marina que rodeaba la casa al atardecer, adoraba las enredaderas que caían por el acantilado y la sonrisa hermosa sonrisa de su madre que llegaba a reconfortarla, pero las ambiciones de sus padres que antes habían sido compartidas por ella.. ya no eran más una prioridad. Llegó a odiar todo lo que demandara reglas. Deseaba saber si era posible vivir sin someterse a aquello que desearan los demás, buscaba un mundo propio, siendo libre y sin ataduras. Lamentablemente no supieron entenderla, la acusaron de rebelde y tacharon de incorregible. Los problemas tocaron a su puerta mientras sus padres se preguntaban que hicieron mal, muy pronto, más pronto de lo que hubiera deseado se sintió rechazada y pasó a un estado de indiferencia a la realidad. Como todo joven que busca su propio camino, Alyssa fue la oveja descarriada de la familia y sin saber que hacer con ella la enviaron lejos, con la esperanza de que la distancia y la añoranza de su ciudad fuera remedio suficiente para su conducta. Llegó a Australia con muchas dudas y un verdadero mal humor. Sus tíos, los encargados de cuidarla durante su estancia, estuvieron encantados con ella y la sencillez de su persona.
Lo que pasó después es fácil de inferir. Estudio, universidad.. Strathmore. Sin saberlo su propia familia la había lanzado a los brazos del peor lugar que pudieron escoger. Alyssa era libre y esperaba encontrar su propio camino, aunque este estuviera en medio de todo el revoltijo de su nueva casa de estudios.